lunes, 15 de marzo de 2021

Por el bien de todos impulsemos programas de transformación.

Buenos días a todos

Mi nombre es Arnulfo Montoya

Represento a un grupo de personas interesadas en el bien colectivo y a las decisiones por consenso, por el interés colectivo ante el particular.

En la Magdalena Contreras nuestras raíces son de gente trabajadora, y de una gran historia. Como la lucha Obrera organizada por los Hermanos Flores Magón y los trabajadores textiles en las fábricas de Contreras y de San Ángel con sus emblemáticas manifestaciones. Y en el arte, las encantadoras grandes obras magistrales de Juventino Rosas, como los valses “Carmen” o el emblemático “sobre las olas”, que son escuchadas hasta el día de hoy en todos los países del planeta.

Es una vergüenza mandar camiones de policía para desalojar a ciudadanos a la fuerza ante el patrimonio de su familia. Así como hace un par de días, es incongruente ver en las noticias nacionales a policías armados golpeando a un grupo de jóvenes y la única forma de controlarlos es a través de la fuerza. A través de los golpes y el uso de armas, de escopetas y rifles, es incongruente. A los legisladores se les puso para velar por el pueblo y porque ante esto, no se manifiestan y solo callan.

Me preocupa, la gente que de cierta manera llama a lo que aparentemente no cree. Para decidir que apoyen, al contrario, es ilógico, es irrelevante, a tal nivel de frustración su enfado, haciendo promoción por su adversario principal, en nuestra demarcación, en nuestra alcaldía, y en nuestra ciudad. No asumo esta podredumbre, luchó contra ella con actitud, una actitud intelectual, y no es un término universitario, “es un posicionamiento del corazón”. La corrupción es uno de los principales problemas de la historia que impide el crecimiento del pueblo. En donde políticos y gobernantes hacen lo imposible por conservar sus privilegios sin importar la miseria en nuestros pueblos.

El querer cambiar realmente, lo entendemos por qué existe la declaración de Derechos Humanos que debe cumplirse, y no es la primera vez que alzamos la voz para hacer un llamado por los Derechos Humanos. Es necesario luchar y fomentar valores.

Creo en la igualdad esencial, la que hace que los seres humanos nazcan de la misma manera. Igualdad, por la dignidad de la persona por ser lo que son”.

Creo en la justicia, pero no hablo de tribunales, hablo de lo sencillo, “dar a cada uno lo suyo” sin distinción. Tratados por igual ante la ley, pero con leyes justas, con justicia para todos por igual.

Creo en la libertad, pero esa que asume que se tiene la conciencia libre, debemos fomentar y cambiar las condiciones y es una obligación de cualquier gobierno, que todos tengan los elementos suficientes para decidir, para formular una decisión. Pero que la decisión sea informados, formados, alimentados, con un techo para dormir, con ropa que poner, y una vez satisfechas sus necesidades, ¡y solo así!, que cualquiera pueda empezar a pensar “para ser mujeres y hombres libres”. Que nadie tenga la necesidad de buscar trabajo mintiendo, que no se vendan, y no votar por hambre ni necesidad.

Creo en la solidaridad que hermana a todos, en todas las formas de expresión. Desde los proletariados a la de todas las formas de credo, la hermandad es entre los seres humanos por igual. La solidaridad no es una bandera, la solidaridad es por humanidad, y es única. Merece la pena luchar por ella, “todo es poco ante la humanidad”. Por eso creo en la solidaridad que hermana a todos en nuestra región para tomar la mejor decisión en beneficio de todos.

Creo en la austeridad, pero austeridad no es miseria. Austeridad es vivir dignamente sin malgastar recursos naturales. No es atentar contra la naturaleza. Es tiempo para discutir, para dialogar, para jugar, para convivir plenamente en cualquier lugar. La austeridad hace que nos miren como seres humanos y no por la capacidad de comprar. Es hablar de cosas concretas e importantes, incluso al utilizar el lenguaje para hacer pensar y concebir nuevas ideas. “Austeridad es humanizar”.

Creo en la cultura que viene del cultivo, de cultivarse para hacerse cada día más humano. De esa que no es saber muchas cosas, es sentir lo que la humanidad ha producido y que la mueve. Es sentir y tratar de entender lo que la humanidad ha superado. Un hombre culto no es aquel que está rodeado de libros, aunque hay brillantes excepciones. Un hombre culto mira al mundo con una mirada tremenda, y esté puede ser un campesino que tiene un tipo de cultura, y que puede dar la mano a otro, incluso un universitario, pero ambos están al mismo nivel de cultura necesaria para pensar.

Y, por último, creo en la paz con justicia entre seres humanos. Pero sobre todo debemos ser promotores de la movilización, y no por sólo tomar las calles. Tenemos la obligación de concientizar, de agitar el cerebro hacia la conciencia, de movilizar el pensamiento. Es un esfuerzo constante de pensar y hacer pensar. ¡Nuestro valor en la historia es el pensamiento! ¿Y cómo lo vamos a hacer? … con alianzas con todo el pueblo. Queremos unidad “pero no para repartir nada” si para hacer programas de transformación. “Nos toca reflexionar”. ¿Qué hacemos en nuestras comunidades? ¿Qué hacemos por nuestra Colonia? ¿Qué hacemos por nuestro país? ¿Qué hacemos por América Latina? Y, por último, no menos importante, ¿qué hacemos por nuestro mundo?

Por eso queremos la unidad para hacer programas de transformación.

Debemos ser capaces de construir alianzas con la gente que coincide en cambiar al mundo. Pongámonos de acuerdo para cambiar ahora nuestro entorno en beneficio de todos, pero no cambiar solo al administrador o una silla por otra, no es lo correcto. Ayudemos a nuestro entorno a ser mejor, por nuestros derechos transgeneracionales, en alianza no con nuestros hijos, sino con los nietos de los nietos de los nietos de nuestros hijos. Hagamos una transformación, pongámonos de acuerdo para hacer programas de transformación reales para la humanidad, para los seres humanos, para los grandes seres humanos que somos.

Muchas gracias por la confianza, muchas gracias por la oportunidad y es un gusto y un orgullo estar en esta humilde tierra.

Hasta pronto.


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