jueves, 28 de febrero de 2013

El cáncer es tan insignificante que…

El pasado 17 de Febrero del 2013, lamentablemente, nos enteramos que una mis hermanas no podía caminar. Su depresión, la llevo al abandono al grado de esconderse de la Familia. Su máxima preocupación son los gastos generados por sus 4 hijos, los cuales son estudiantes a Nivel bachillerato y Universitario. Posteriormente, a la fecha nos dimos a la tarea de buscar un diagnóstico mas preciso. Destacando, un tumor de 11 centímetros en el ovario derecho, con afectaciones a una parte del colon y a un riñon. Nos queda una interrogante, el día 04 de Octubre del 2012, fue ingresada a un Hospital Ruben Dario del ISSSTE por encontrarse en mal estado, con 3 días hospitalizada, y egresada, con posible seguimiento a su Clínica correspondiente, con cita programada hasta el día 16 de Abril del presente. El día de hoy estamos esperando la intervención medica por otros medios, para salvarle la vida.

¿Cuantos casos de este tipo se repiten en nuestro país, de este tipo de negligencia por parte de las Instituciones Medicas?

No debemos de necesitar personas influyentes para ser bien atendidos en ninguna Institución Pública, no le tengo miedo a la represión del estado, le tengo miedo a la indiferencia.
Asimismo, en días recientes, murió una de mis vecinas consentidas, llamada Elsa Drescher de cáncer de pulmón. En honor a tan triste acontecimiento, no puedo dejar pasar a tan grandiosa persona. Conforme a su manera de vivir, les comparto un poco de la visión y agallas ante la vida. Digna promotora ante la gente que la rodeaba del concepto llamado calidad de vida.



El cáncer es tan insignificante que…


Hoy me di cuenta que tengo cáncer
Un cáncer voraz, gandaya y malicioso.
“No sé si sufriré poco,
no sé si sufriré mucho”.


Lo que sí sé,
es el dolor provocado ante mis niños,
ante ello, el mío es insignificante,
es tolerable.


Mi cáncer es tan insignificante, que no logra:
agotar el amor de las personas que más quiero,
aniquilar la esperanza de un mañana,
detener la fe, en que mi mundo cambiara.


Mi cáncer es tan simple, que no logra:
destruir la paz en mutuo acuerdo con mis enemigos,
extinguir la amistad entre mis hermanos,
omitir las memorias de mi tiempo.


Mi cáncer es tan pequeño, que no logra:
callar mi valor ante lo imposible,
conquistar mi espíritu,
e invadir mi alma.


Ante lo adverso de la vida,
he comprendido,
que siempre he tomado prestado de mi creador:
ya sea un instante,
una cedula,
un entorno vivo de paisajes,
un ave o un reptil,
un rio o un desierto.


Mi dolor es insignificante, ante:
el niño que duerme bajo la coladera de las calles,
el bebe que es arrebatado del lecho de su madre,
la destrucción de un mundo.


Doy gracias, a mi creador
por haberme regalado otros segundos,
por haberme regalado este cáncer,
único y diferente.


En el no existe cabida,
para el otro más voraz y mas gandalla,
que aprisiona por desistir ante
lo nuevo,
lo diferente
y original,
le da lo mismo destruir, 
ya sea: gente, habitad o la vida misma.


Hoy se que me estoy muriendo,
“no permitas el ocaso de tu vida ante un nuevo día”,
recíbelo con gozo en tu corazón,
para realizar acuerdos,
en lo íntimo y en lo privado;
convenios,
con amigos y enemigos;
instantes con los seres que más hoy tu amas.


Ten por seguro,
que mientras me llega el ocaso de mi vida,
“seré una vez más,
mucho más feliz que ayer”.


Y recuerda: “… el cáncer es tan insignificante…”